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Guía para pintar puertas barnizadas y dar otro aire a tu casa

22/03/2019
Guía para pintar puertas barnizadas y dar otro aire a tu casa

¿Quieres cambiar el estilo de tu casa sin hipotecarte? En este artículo te mostramos cómo pintar puertas barnizadas y darle otro aire a la estancia. 

Las modas pasan. En ocasiones más rápido de lo desearíamos, sobre todo cuando hablamos del estilo de los hogares. Porque dejar en el fondo del armario esos pantalones de la temporada pasada que te quedaban perfectos no es demasiado traumático, pero remodelar el cuarto de baño que por alguna razón decidiste alicatar de rojo o cambiar los muebles verde pistacho de tu cocina ya es otro cantar.

Sin embargo, existen elementos de nuestra casa que podemos rescatar de las fauces de modas pasadas sin que nos cueste un susto en nuestra cuenta bancaria. El mejor ejemplo son las puertas. Bien por el paso del tiempo o bien porque el marrón de haya de toda la vida ya no te gusta, es posible restaurarlas adecuando su estilo a lo que se lleva en el momento. En este artículo te presentamos una guía para pintar puertas barnizadas y dar otro aire a tu casa.

Con orden y sin prisas

Una vez hayas elegido el color con el que vas a pintar tus puertas (ahora, por ejemplo, el blanco es el rey absoluto de las tendencias de interiorismo) y calculado las cantidades, toca arremangarse y planificar todo el proceso. Para ello deberás comprar telas y cintas de carrocero para evitar que se manche el suelo y otros muebles de la casa. Además, deberás los manillares, bisagras, pestillos y cerraduras para pintar sin obstáculos.

Es recomendable asimismo quitar la puerta del marco y depositarla sobre una superficie lisa. Si te resulta demasiado complejo, puedes dejarla en su marca asegurándose de proteger los marcos y molduras con cinta de carrocero. Para asegurarnos que no se mueve, puedes calzarla con un tazo u objeto que haga de tope.

Así lijaba, así, así…

La cosa se empieza a poner intensa. Limpia muy bien con agua y jabón la superficie de la puerta. Si esta tiene golpes, agujeros o arañados, debes masillarlos y cubrir asperezas. Todo estos son pasos previos al lijado, que podrá llevarse a cabo con una lijadora eléctrica o con un papel fino de lija. Se trata de un proceso minucioso al que prestar la máxima atención, ya que de este depende en gran medida el resultado final. Si la puerta está barnizada no es necesario retirar todo el barniz, solo aquellas zonas rugosas y ásperas que dificulten la adherencia de la pintura. Tras finalizar el lijado, retira bien el polvo con un paño húmedo

Y ahora…¡a pintar!

No tan rápido. Si vas a utilizar por primera vez el rodillo o la brocha, lávalos con agua para que suelten la pelusa. Antes de aplicar la pintura, debes extender una o dos capas de imprimación. Ahora sí, moja bien el rodillo o la brocha en la pintura, escurre la sobrante en el lateral (no en el borde) y aplícalo sobre la superficie, repasando en varias ocasiones de arriba hacia abajo. Deja secar una hora y pasa un papel fino de lija sobre aquellas superficies en la que se haya podido acumular alguna gota. Vuelve a repetir el proceso de pintado hasta obtener el resultado esperado.

 

… Y como nueva

Una vez esté la puerta completamente seca, retira con mucho cuidado la cinta de carrocero utilizada para proteger las zonas sensibles y vuelve a colocar los herrajes, ayudándote con un martillo de goma para introducirlas poco a poco. Coloca la puerta en el marco si la has retirado, ¡y listo! Ya tenemos nuestra puerta restaurada y a la moda.

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