El agua oxigenada o peróxido de hidrógeno nos ha acompañado en el botiquín de nuestros hogares tradicionalmente, pero no solo para desinfectar pequeñas heridas. Su poder desinfectante nos puede resultar útil para diferentes aplicaciones en el hogar:
– Desinfectar cepillos de dientes: aunque se aconseje cambiar de cepillo de dientes cada dos o tres meses, es recomendable desinfectarlo de vez en cuando. La humedad constante y la proximidad del inodoro hacen que sea un importante foco de bacterias.
– Lavar frutas y verduras: echa en una recipiente con agua un chorro de agua oxigenada para lavar y desinfectar la piel de frutas y verduras, tanto cuando vayas a consumirlas como cuando vayas a guardarlas después de hacer la compra.
– Desinfectar juguetes de bebé: deja unas horas a remojo los juguetes que los niños más pequeños suelen llevarse a la boca en un recipiente con agua y un poco de agua oxigenada para eliminar los microbios.
– Lavar la tabla de cortar: se trata de un accesorio de la cocina que puede convertirse fácilmente en un foco de bacterias, debido al constante contacto con carnes y verduras. Aprende cómo limpiarla con agua oxigenada en la entrada: ¿Cómo se limpia correctamente la tabla de cortar?
– Blanquear o eliminar manchas: utiliza su poder blanqueante inocuo para blanquear prendas blancas o eliminar manchas amarillentas como alternativa a la lejía. Se puede añadir directamente sobre los tejidos y dejar reposar unos minutos para después aclarar con agua antes de introducir la prenda en la lavadora.
– Desinfectar superficies del hogar: podemos emplear agua oxigenada mezclada con agua para limpiar encimeras y superficies del baño o la cocina, que requieran una desinfección especial. Para ello, lo más cómodo es emplear un bote pulverizador con la mezcla.
– Como enjuague bucal: cuando no tengas un producto de enjuague para la boca a mano puedes usar agua oxigenada diluida en agua (cuatro o cinco partes de agua por una de peróxido), ya que te proporcionará un efecto antiséptico.
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