Una reunión familiar es el momento perfecto para ver a parientes lejanos o celebrar bodas, aniversarios, cumpleaños y demás fechas señaladas. Pero también muchas veces suelen ser el caldo de cultivo ideal para discusiones y disputas familiares, que incluso son previas a la cita familiar. Esto se puede deber, en parte, a que estos encuentros se desarrollan en un clima de máxima confianza en el que a veces es fácil herir o molestar al otro, así como a los descuidos en la organización de la reunión en cuestión.
Por ello, hay que tomar las medidas que estén a nuestro para garantizar que todo el mundo se sienta invitado e involucrado en la celebración de la reunión familiar y tratar de satisfacer todas las necesidades para que la reunión discurra en buena armonía. Así, vale la pena seguir una serie de consejos sencillos de cara a la organización:
- Elegir un organizador: en todas las familias, siempre hay personas con más capacidad de liderazgo y más dotes para la organización. No es necesario que recaiga toda la responsabilidad de la reunión en esta persona, pero sí conviene que tutorice los aspectos claves (fecha, lugar, asistentes, etc.) para que no haya malentendidos.
- Buscar una fecha: esta simple tarea ya puede ser motivo de discusión. Lo mejor es encontrar el día que más convenga a todos, teniendo en cuenta los horarios y turnos de cada familiar y que todos se comprometan a asistir. Una vez establecida la fecha, no conviene cambiarla, salvo inconvenientes graves.
- Comunicación entre los asistentes: una vez elegido el día, conviene crear un canal de comunicación abierto que sirva para resolver dudas y detalles de última hora de cara a la reunión. Hoy en día, parece que lo más lógico es crear un canal a través de Internet, para que todo el mundo tenga acceso y pueda participar. Un grupo privado en Facebook o grupos de mensajería instantánea, como WhatsApp, resultan ideales para organizar este tipo de citas colectivas. El grupo será creado por el organizador de la reunión, que tendrá que tener en cuenta las posibilidades de acceso de cada familiar, para elegir un medio u otro. En caso de que haya miembros sin acceso alguno a los medios comunes, por ejemplo, los familiares mayores, se resolverá con llamadas de teléfono que deberán hacer las personas designadas por el organizador. Estas pueden ser las más allegadas a los mayores.
- Reparto de tareas: para que todos los miembros se sientan involucrados, sobre todo en el caso de que la reunión se celebre en la casa de uno de los familiares o con un picnic en el campo, lo mejor es distribuir las tareas. Quién se encarga de qué comidas, quién compra la bebida, quién prepara la música, quién idea algún entretenimiento para los más pequeños, quién se encarga de recoger a los mayores, quién compra el regalo (si es el caso),…etc. el organizador deberá controlar cada tarea y poner en común el listado a través del canal habilitado, una vez más, para evitar malentendidos. De esta manera, los asistentes podrán comprobar el reparto equitativo de tareas y responsabilidades.
- ¿Contratar un catering? A veces, si el número de asistentes a la reunión es importante, lo más práctico es contratar un catering que se pagará de forma equitativa. Evitaremos molestias y aglomeraciones en la cocina, algo que agradecerá sobre todo el anfitrión.
- Organizar el alojamiento: dependiendo del tamaño de la reunión familiar y el desplazamiento que exija para algunos de los familiares, es posible que surjan necesidades de alojamiento. Bien en las casas de los familiares más cercanos al lugar de celebración, bien en hoteles, para cuyo caso resultan interesantes los paquetes de descuento. La previsión en este caso puede ahorrarte más de un dolor de cabeza.
- Prepara una sala de juegos para que los niños puedan distraerse a su aire y permitan a los adultos entablar una charla distendida en un ambiente relajado. Esa sala puede ser simplemente un cuarto contiguo al espacio de la reunión, en el que también los familiares que se sientan abrumados por el alboroto familiar puedan relajarse unos instantes o incluso entablar una charla paralela más íntima, algo frecuente en este tipo de reuniones.
- Ambiente positivo: más allá de las conversaciones sobre los problemas, enfermedades y dramas que los miembros de la familia compartirán durante el encuentro, hay que tratar de conducir la conversación hacia temas agradables. Una buena idea suele ser recordar anécdotas familiares, que siempre reconfortan y unen en este tipo de reuniones. La risa en familia es un excelente ejercicio terapéutico y nos dejará un buen recuerdo, además de ánimos para repetir la reunión.