Aunque casi nadie lo recuerda, el proceso de transición entre el pañal y el baño supone una gran paso para cualquier niño y un reto para los padres. Como en cualquier tipo de aprendizaje, hay niños con más facilidad y predisposición para hacerlo y otros que se resisten a adquirir ese nuevo hábito. Pero lo normal es que el cambio ocurra entre los dos y los cuatro años, siendo esta última edad la menos frecuente en casos sin anomalías médicas.
Aunque el momento adecuado varía en cada niño, sí que está en manos de los padres detectar cuándo el pequeño está preparado para aprender a ir solo al baño. Así, existen una serie de indicios que nos pueden ayudar a descubrirlo:
- Camina sin ninguna dificultad
- Es capaz de quitarse solo la ropa necesaria o de pedir ayuda para hacerlo
- Se sienta erguido sin problemas
- Puede aguantar con el pañal seco hasta 3 horas
- Se queja cuando el pañal está sucio
- Le llama la atención el inodoro o trata de imitar a los mayores
Empieza por el orinal
Si tu hijo ha entrado en la franja idónea de edad y muestra indicios de ser capaz de ir al baño por sí mismo, entonces es el momento de comprar un orinal infantil, primero, y un asiento adaptado para el váter, después. El niño deberá, poco a poco, ir familiarizándose con este nuevo objeto con la ayuda y motivación de sus padres, que intentarán explicarle su función, al principio como un juego y luego de forma práctica.
Lo mejor es elegir los momentos en los que sabemos que el niño suele mojar el pañal para sentarle en el orinal y que vaya asociando los conceptos. Cuando consiga hacer pis o caca en el orinal los padres deberán recompensarle de forma muy evidente para que el pequeño sea consciente de lo positivo de su comportamiento. Entonces, el siguiente paso será el inodoro con el asiento adaptado para niños, que suele llamar su atención como forma de imitación de los mayores. Es el momento de fomentar su aprendizaje dando ejemplo, para que se vea motivado a la hora de adoptar esa nueva forma de hacer pipi.
Aunque las primeras veces con empeño consiga utilizar el baño a tiempo, los padres deben ser conscientes de que habrá más de un «escape» que, bien por descuido, bien por urgencia, el niño no pueda controlar. En ningún caso habrá que recurrir al enfado o el castigo y sí armarse de paciencia para acudir cada vez al baño a explicarle de nuevo qué debería haber hecho. Poco a poco, el niño irá usando el baño cada vez más de forma autónoma.
«Fugas» nocturnas
Probablemente sea durante las noches cuando el niño tenga más dificultades para controlar sus necesidades, por lo que los padres deberán tener más paciencia en ese sentido. Una buena idea es limitar la ingesta de líquidos antes de dormir y colocarle el orinal que ya ha aprendido a usar junto a la cama. En cualquier caso, lo ideal será transmitir al pequeño que debe avisar a sus padres por la noche cada vez que desee ir al baño. Si es capaz de hacerlo, habrá dado un gran paso.
El momento de retirar el pañal por las noches será cuando el pequeño haya demostrado en varias ocasiones que es capaz de controlar esfínteres durante el sueño. Entonces habrá que cubrir el colchón de su cama con una funda protectora lavable por si sigue habiendo «fugas», que es lo más habitual.
¿Qué pueden hacer los padres, abuelos y hermanos mayores para ayudar al niño a dejar atrás el pañal? Algunas ideas que pueden ayudar a los padres a motivar a sus hijos en esta tarea son:
- Enséñale a controlar esfínteres mediante el juego de retener y soltar pipí en el baño.
- Busca cuentos, canciones o historias que hablen de bebés que dejan el pañal.
- Celebra como un triunfo cada vez que consiga o pida ir al baño. Incluso cuando el intento sea fallido. Cuenta a los demás los progresos que va teniendo para que se sienta reconocido en su esfuerzo.
- Deja que te vea en el baño, para dar lugar a la imitación. En caso de que sea un niño, lo mejor es que empiece sentándose, para que luego su padre o hermano le enseñe cómo se orina de pie. El ejemplo de los hermanos a veces es el más eficaz.
- Enséñale la rutina del baño: quitarse la ropa, hacer pipi o popó, limpiarse bien, tirar de la cadena y lavarse las manos y secarse.
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