El chupete es una herramienta muy útil durante los primeros meses de vida del bebé, ya que nos permite calmarlo con más facilidad en múltiples situaciones. Se comienza a usar pasado el primer mes de vida, cuando la lactancia funciona con total normalidad, y no es aconsejable prolongar su uso más allá de los tres años. Así, dependiendo del niño y su situación, la edad ideal para retirarlo oscila entre los 12 y los 24 meses. Y es que más allá de los dos años, los expertos consideran que el chupete puede acarrear problemas en la formación del paladar y los dientes, y, por consiguiente, en el habla.
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¿Cómo saber cuándo ha llegado el momento en el caso de nuestro hijo? A partir del año, o incluso antes, podemos probar a retirar el chupete al pequeño. Si su reacción no es desmesurada, podemos comenzar con el proceso de transición. Entonces conviene ir preparando al niño psicológicamente para el cambio, por ejemplo, recordándole lo «mayor» que es y explicándole que ya no lo necesita. A partir de entonces, es conveniente que sigas una serie de pautas:
- Ten en cuenta siempre que el proceso debe ser paulatino y traerá como consecuencia más de una rabieta ante la cual los padres deben mantenerse firmes.
- Refuerza positivamente los avances del niño con el chupete, para que el aprendizaje sea siempre positivo y no cause traumas.
- Busca el momento idóneo para dejarlo: ten en cuenta que en este trámite el niño necesitará la atención y paciencia de sus padres más que nunca. Las vacaciones en épocas estable son un buen momento para hacerlo. Retrasa el proceso si el niño va a vivir una mudanza, el nacimiento de un nuevo miembro en casa o una separación, por ejemplo.
- Lo habitual es que, a medida que la necesidad de succión por parte del niño disminuya, el primer paso sea abandonar el hábito de día y mantenerlo a la hora de dormir o cuando el niño esta enfermo, como excepción. Plantéalo como primer objetivo, antes de eliminarlo por completo.
- Esconde o retira los chupetes: aunque el pequeño siga usando el chupete para dormir, intenta que durante el día no eche de menos su presencia. Así, poco a poco irá acostumbrándose a no requerirlo.
- No te enfades, no le grites, no le humilles. Ante todo el niño tiene que verlo como un cambio natural de su edad, no impuesto, para que el proceso no se convierta en traumático.
- Cuando llegue el momento, mantente firme por las noches, cuando más echará en falta su chupete. Intenta sustituirlo por algo que le consuele, como un peluche, un cuento o un juego para irse a dormir.
Trucos para que se olvide del chupete
A la hora de hacer desaparecer el chupete de la vida de nuestros hijos debemos ser creativos para elaborar una historia que convenza al pequeño. De otro modo, no conseguiremos que deje de preguntar por el chupete y sufrirá de forma innecesaria. Algunos de los argumentos a los que podemos recurrir son:
- Se lo ha llevado el Ratoncito Pérez: puesto que se trata del personaje que gestiona lo relacionado con los dientes, podemos avisar a nuestro hijo de que recoge los chupetes de los niños que ya no los necesitan.
- Los Reyes Magos o Papá Nöel: son personajes con la suficiente autoridad e importancia para que el niño acate sus decisiones. Además, pueden recompensar el paso que da el niño con regalos.
- Lo hereda otro bebé más pequeño: la idea de regalar el chupete a un hermano, un primo o un miembro más pequeño de la familia suele satisfacer a algunos niños. Asimismo, reforzará su sensación de responsabilidad y le hará entender que ha finalizado una etapa.
- Se ha perdido: algunos padres recurren a este argumento para intentar que su hijo asuma el cambio sin darle muchas vueltas. Pero dependiendo de lo inquieto que sea el bebé, puede conformarse o no, e incluso pedir uno nuevo al verlo en las tiendas.
- Estropear el chupete: algunos especialistas recomiendan raspar la tetina del chupete o hacer un agujero para que entre aire, de forma que desagrade al niño.
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