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Hora de dormir: rituales agradables para acostar a los niños

04/05/2014
Hora de dormir: rituales agradables para acostar a los niños

El momento diario de acostar a los niños más de una vez ha supuesto toda una pesadilla para cualquier familia. A la hora de irse a la cama, los niños no perciben que tengan sueño, se ponen de mal humor, les parece injusto, no quieren separarse de sus padres o tienen miedo, y por ello intentan por todos los medios retrasar ese momento. Dependiendo del carácter y la personalidad del pequeño, algunos padres se las ven y se las desean para cumplir un horario estricto y adecuado para el descanso de sus hijos.

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Pero la hora de acostarse no tiene por qué convertirse siempre en una lucha. Solo hay que saber introducir con paciencia las rutinas y hábitos adecuados para que el niño perciba el momento del descanso como parte de un juego que apenas nos llevará 15 ó 20 minutos cada día.

Rutinas como por ejemplo la de obsequiar al pequeño después de la cena con un pequeño capricho para el paladar, siempre que no contenga gran dosis de azúcar o contenido calórico. Puede valer un trozo de cualquier fruta, algo de queso, un yogur, leche tibia o una galleta ligera. Este primer paso, que debe ocurrir al menos media hora antes de meterse en la cama.

Seguidamente, el pequeño puede darse un breve baño que le relaje y después también puede lavarse los dientes. En este punto, conviene no poner música alguna e ir disminuyendo el tono de voz y el ritmo al hablar, para que el niño no se excite antes de acostarse.

Después el ritual puede continuar en el dormitorio del niño, mientras se pone el pijama y prepara la ropa del día siguiente. Ese es un momento idóneo para hacer balance del día: una charla madre/padre e hijo con tranquilidad sobre problemas que hayan surgido en la jornada o eventos destacados. Conviene acabar con una nota feliz, algo alegre que vaya a suceder al día siguiente, como una excursión con el colegio o que haya pasado ese mismo día, como una buena nota en clase.

Una vez dentro de la cama, el adulto puede leer en voz alta unas páginas de un libro que el niño elija, e incluso inventar una historia. Se trata de un momento reconfortante para el pequeño, que se irá sintiendo cada vez más relajado y dispuesto a dormir. Otra opción similar es cantar en voz baja una canción que el niño pueda acompañar o al menos identificar.

Una vez apagadas o atenuadas las luces, podemos proponer una especie de juego al niño con el que se quede con buenos pensamientos. Por ejemplo, podemos sugerirle que pida tres deseos para el día siguiente, uno para sí mismo y el resto para otras personas. De esta manera fomentaremos que el pequeño piense en sus seres queridos.

Como colofón, un abrazo y un beso nunca deben faltar a la hora de despedir al niño, puesto que el afecto tendrá un gran peso en la mente del niño a la hora de recordar el momento diario de acostarse.

No es necesario seguir todos estos pasos cada día, pero sí es recomendable quedarse con varios de ellos y establecerlos dentro de una rutina, para que el niño se acostumbre. La idea es que se levante con buen humor, descansado y preparado para la gran actividad que seguro le espera a lo largo de todo el día.

Hábitos desaconsejables a la hora de dormir

Como contrapartida, eliminaremos algunas costumbres contraproducentes para los niños antes de ir a dormir:

-Prohibidos aparatos electrónicos como consolas, televisión, móvil, tabletas…etc. Solo excitarán al pequeño y será más complicado llevarlo a dormir.

-Evitar cenas demasiado pesadas, chucherías, chocolates y demás caprichos que activarán a tus hijos inoportunamente e impedirán que se duerman.

Discutir, castigar o mandar a gritos a la cama al niño solo hará que el pequeño asocie como algo negativo y triste el momento de acostarse. Según la Asociación Española de Pediatría «es importe evitar que el niño relacione la cama con una situación de castigo».

-Evitar los cambios de cama. Si permitimos que el niño elija dónde o con quién dormir (con un hermano, con mamá y papá,…etc.), estaremos introduciendo en su rutina una variable que utilizará en caso de disconformidad. Lo ideal es que el pequeño duerma solo en su cuarto, sin que requiera la presencia de ningún adulto.

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