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Qué pueden hacer los padres ante la manipulación de los hijos

08/06/2014
Qué pueden hacer los padres ante la manipulación de los hijos

¿Son los menores capaces de manipular a sus padres? La respuesta es sí. De hecho, muchos hijos crean trampas emotivas que llevan a sus padres a sentirse culpables ante determinadas situaciones. Pueden falsear lo que sus padres les dicen o interpretar los mensajes paternos según su conveniencia.

Este comportamiento comienza desde que son bebés y buscan llamar la atención con el llanto. Un período difícil de distinguir, porque ya en sí es complicado atender a qué se deben las lágrimas. Pero los niños a medida que crecen aprenden pronto cómo conseguir lo que quieren. Si una técnica les funciona una vez la volverán a repetir.

Así, si cuando no quieren ir andando a un sitio las lágrimas les han procurado un asiento asegurado en el carrito, será una estrategia fácil la próxima vez. Por ello, el funcionamiento de sus manipulaciones depende de las respuestas que los padres le den. Si sus tácticas no funcionan dejarán de utilizarlas o serán menos insistentes.

Manipulación de los hijos en las comidas

El ámbito en el que los niños suelen utilizar más frecuentemente la manipulación es en las comidas. «Si no tengo mis dibujos, no quiero comer». «Si no tengo mi juguete al lado, no quiero comer». «Si no es la comida que me gusta, no me la quiero comer». Son premisas que suelen poner sobre la mesa. Y los padres, por no perder tiempo en discusiones entran en el chantaje.

VER TAMBIÉN: ¿Tu hijo no quiere comer? Siete consejos prácticos

También saben que enfrentar a los padres entre sí por no estar de acuerdo en algún punto, puede suponer una mayor atención de uno de los progenitores hacia él. O que pueden tergiversar las palabras de sus padres relacionando el no conseguir lo que quieren con la falta de cariño. O, incluso, presentar a los padres como figuras malvadas delante de terceras personas. Son circunstancias que los niños aprenden en cada momento y que son capaces de utilizar para su propio beneficio, aprovechando que los adultos en ocasiones se dejan llevar por los sentimientos.

Estas conductas infantiles no desaparecen por sí solas. Pueden alargarse hasta la adolescencia en otros campos, como la elaboración de los deberes o la hora de llegar a casa. Lo importante es no darles lo que se proponen, y ser fieles a la primera decisión. Ni tampoco trasmitirles un sentimiento negativo. Deben aprender a pedir de manera educada y con claridad, y de que de esa manera se cree un diálogo sincero entre hijos y padres, no con manipulaciones por medio.

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