La vida y el comportamiento de cualquier adulto cambia con la llegada de los hijos al hogar, desde los hábitos hasta la forma de hablar y comunicarse en presencia de los más pequeños. Y, aunque no hay un guión escrito, sí es necesario prestar atención a lo que transmitimos indirectamente a nuestro hijos cuando hablamos, aunque no sea directamente con ellos.
He aquí algunos ejemplos que los padres pueden evitar en presencia de sus hijos:
Gritar: aunque a veces sirvan para que los padres se desahoguen, los gritos suelen bloquear a los niños por lo general, de forma que no suelen ser capaces de centrarse en el mensaje que se les quiere transmitir. Además, les estarás enseñando que el método para imponer autoridad y respeto es gritar. Si quieres ser contundente, utiliza un tono normal pero autoritario. Te dará mejor resultado.
Mentir: Si no quieres que mientan, no les mientas. Basa vuestra relación en la confianza y olvida las mentiras piadosas, porque los niños ni entienden de matices y pueden acostumbrarse a no decir la verdad cuando les convenga.
Cotillear: trata de evitar los chismes en presencia de tus hijos. Sobre todo si son pequeños, no serán capaces de entender ese tipo de comentarios privados y hasta puede que los tergiversen y comenten con otros niños. Además, muchas veces, aunque parece que los niños no están pendientes y no nos están comprendiendo, captan perfectamente las conversaciones.
Preocuparles por el dinero: sobre todo cuando son pequeños, tus hijos no tienen por qué percibir las preocupaciones por las pagos y las facturas. Abstente de hablar de dinero en su presencia y solo cuando sean mayores explícales lo que creas conveniente para que entiendan tu modo de gestionar los gastos.
Hablar mal de tu pareja: sean o no su madre o padre, trata de no criticar ni hablar negativamente de tu pareja delante de los niños. Por un lado, este tipo de comentarios podrían favorecer que le perdieran el respeto como adulto. Pero además, muy posiblemente estés poniendo a tus hijos en una situación incómoda que se puede volver en tu contra.
Etiquetarles: a veces los padres imponen a sus hijos un tipo de comportamiento mediante “etiquetas” como la de “travieso”, “comilón”, “vago”, etc. Son roles que los niños acabarán por asumir si los oyen en boca de sus padres.
Comentarios sobre su físico: los padres deben evitar hacer cualquier tipo de comentario sobre el físico de sus hijos, especialmente si implica una valoración negativa. Pueden favorecer que los niños desarrollen preocupaciones hasta entonces inexistentes, complejos y una valoración excesiva del aspecto físico.
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