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Trucos para evitar las rabietas a la hora de dormir

17/09/2014

La hora de ir a la cama puede ser todo un reto para algunos padres, que ven como cada noche se repiten las mismas rabietas con sus hijos. Ya sea porque son nerviosos, algo rebeldes o porque tienen los horarios alterados, hay niños para los que la hora de acostarse es una pesadilla que intentan evitar por todos los medios y con todas las artimañas posibles.

Si es tu caso, o te ocurre de vez en cuando, a continuación te ofrecemos una serie de claves para facilitar el trance de ir a la cama:

VER TAMBIÉN: Rituales agradables para acostar a los niños

Dale tiempo: construye un ritual para ir a la cama. Si a tu hijo le suele costar irse a la cama, le será más fácil si no le obligas a acostarse de inmediato y le marcas unos pasos previos. Por ejemplo: lavarse los dientes, preparar la ropa del día siguiente, dar besos a todos y leer una página de un cuento. Con estas tareas el niño irá calmando su cuerpo y su mente y se irá preparando para el descanso.

Conviértelo en un juego: sin permitir que la hora de ir a la cama se convierta en una juerga, puedes introducirle fácilmente en el hábito a través de sus juguetes. Pídele que «mande a dormir» a sus juguetes favoritos para que asuma el hábito. También puede acostarse con uno o dos peluches, pero sin convertir la cama en un lugar de juegos.

Evita los dulces: si le das azúcar o chocolate minutos antes de su hora de acostarse ten por seguro que esa noche le va a costar más de lo normal. En general, es conveniente evitar las comidas y bebidas justo antes de su hora de dormir. Programa bien la hora de la cena para que la digestión favorezca el sueño y el niño no tenga problemas para conciliar el sueño.

Técnicas de relajación: dedica cinco minutos a la relajación con tu hijo en la cama. Puedes plantearlo como un juego que ambos podéis compartir. Pídele que cierre los ojos y controle respiraciones profundas a la vez que se imagina un paisaje que le vas describiendo y que cada día es diferente. El objetivo es que se relaje, así que lo mejor es que el pequeño se limite a escuchar e imaginar lo que le decimos con voz relajada. Para que libere la tensión de su cuerpo, puedes pedirle que contraiga los músculos de pies y manos durante unos segundos para después relajarlos por completo. Repite la secuencia varias veces hasta que compruebes que ha empezado a relajarse.

Sin luces, ni televisión: cuantos menos estímulos sensoriales haya en su habitación, menos les costará dormirse. Si está escuchando la televisión puede que se distraiga y no pueda conciliar el sueño. Igualmente, controla que la temperatura sea la idónea tanto en verano como en invierno, para favorecer un sueño fluido.

Déjale que juegue en su habitación: si no quiere irse a la cama, déjale que juegue unos minutos en su habitación (esa debe ser la condición) para que vaya ambientándose. Se irá relajando y pronto será él quien quiera acostarse. Eso sí: impide que juegue con videojuegos o que vea la televisión en su cuarto para que no se excite mucho más.

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