¿Te gustaría hacer tus propias salsas caseras? Prepáralas para tus barbacoas y fiestas de verano y serás el perfecto anfitrión. Verás que cocinar tú mismo las salsas que acostumbramos a comprar envasadas en el súper es mucho más fácil de lo que imaginas y también una forma más saludable de aderezar tus platos.
Si hay una salsa que no falta en la lista de la compra es el kétchup. Es el acompañamiento perfecto para unas buenas hamburguesas caseras. Para elaborarlo en casa necesitas:
Cortar en trozos pequeños un kilo de tomates de pera o tomates muy maduros, un pimiento verde, una cebolla y un diente de ajo, y ponlos a fuego lento en una cazuela antiadherente hasta que todo quede muy tierno (unos 45 minutos aproximadamente). Tritura la mezcla hasta conseguir una salsa muy fina y añade 70 cc de vinagre, 50 g de azúcar moreno, media cucharadita de sal, media cucharadita de pimentón dulce, media cucharadita de mostaza en polvo, un pellizco de canela molida, pimienta molida al gusto y un pellizco de clavo molido. Pon toda la mezcla una hora a fuego lento y remuévela con frecuencia hasta que quede un puré espeso y déjalo enfriar en un envase. Si quieres darle un toque más picante a tu kétchup casero, añade una guindilla junto con el resto de las especias.
Lactonesa
Es la alternativa perfecta a la tradicional mayonesa en los meses de verano ya que, al no llevar huevo, se reduce el riesgo de intoxicaciones alimentarias. Otra de sus ventajas frente a la mahonesa de toda la vida es que la lactonesa se puede calentar.
Para prepararla, vierte en el vaso de la batidora un vaso leche entera, dos de aceite, una pizca de sal y el zumo de medio limón o una cucharadita de vinagre. Bate todos los ingredientes hasta que la salsa emulsione. Tienes que tener en cuenta que puede que tarde un poco más en espesar que la mayonesa normal hecha con huevo, pero es más fácil que no se te corte, aunque si esto ocurriese, no tires la mezcla y añade un poco más de leche y aceite y sigue batiendo.
Barbacoa
Pocha a fuego lento en una sartén, con un poco de aceite, una cebolleta, un pimiento morrón y un diente de ajo. Añádele una cucharadita de azúcar moreno y sofríelo durante unos minutos hasta que comience a caramelizar, salpimenta al gusto y retira del fuego. Añade a la mezcla tres cucharadas soperas de kétchup o salsa de tomate casera, una cucharada sopera de salsa de soja, dos cucharadas de miel, otra de pimentón, un chorrito de vinagre y aceite de oliva. Mezcla bien todos los ingredientes y tritúralos con la batidora hasta obtener una salsa fina.
Lo ideal es que conserves tus salsas en frascos esterilizados o en un tupper hermético, intentando siempre que los envases queden bien cerrados. Para esterilizar tus propios tarros, ponlos en una cacerola cubiertos de agua y llévalos a ebullición unos minutos. Escúrrelos y déjalos secar bien antes de echar en ellos las salsas, así podrás conservarlas en el frigorífico durante unos días.