¿Has visto alguna vez un huevo duro amarillo? Pues imagina la cara que se les quedará a quienes se sienten a tu mesa cuando comprueben que los huevos que van a degustar tienen la clara amarilla. ¿Te atreves con este experimento para cocineros inquietos? ¡Adelante!
Para conseguir un huevo duro amarillo, con la clara y la yema del mismo color, necesitarás: celo o cinta adhesiva, una media de calcetín, una linterna, el huevo y unos hielos. Sigue estos pasos:
1. Cubre con celo el huevo: antes de cocerlo tendrás que conseguir que la yema se mezcle por completo, como si fueras a hacer unos huevos revueltos. Para ello tendrás que centrifugarlo dentro de una media cubriéndolo de celo antes para que no gire dentro de la media y controlar así el movimiento. Coloca el celo intercalando tiras verticales con horizontales para crear “aristas” que se sujeten dentro de la media.
Antes de comenzar con el siguiente paso, es recomendable que pongas el huevo al trasluz sobre una linterna. Entonces comprobarás que es bastante traslúcido por la presencia dominante de la clara por la parte externa. Cuando hayas centrifugado correctamente el huevo, comprobarás también con la linterna que su interior se ha vuelto opaco, porque todo se ha mezclado.
2. Centrifuga el huevo: coloca el huevo sobre la media extendida para calcular dónde debes hacer un primer nudo que sujete el huevo. Después de hacerlo, introduce el huevo en la media y fíjalo muy bien con otro nudo al otro lado. Te ayudará a ajustarlo bien enrollar la media antes de hacer el nudo. La idea es que quede bien sujeto entre ambos nudos.
Ahora sujeta la media con ambas manos por los extremos de la media y comienza a girar el huevo de forma que los extremos de la media se vayan enrollando y tensando poco a poco. Cuando hayan alcanzado la suficiente tensión, extiende las manos y comprobarás como el huevo gira por la presión de la media que va desenrollándose. Trata de repetir este movimiento varias veces, juntando y separando los extremos de la media varias veces. Este paso es el más importante ya que será el que permita que el interior se mezcle bien.
Cuando creas que lo has centrifugado lo suficiente, realiza la prueba de la linterna. Si el huevo continúa traslúcido debes seguir centrifugando hasta que se vea opaco.
3. Cuécelo normalmente: saca el huevo de la media y sin necesidad de quitar el celo ponlo a cocer como harías con un huevo corriente. Consulta aquí cómo cocer un huevo para que se pele fácilmente.
Cuando haya pasado el tiempo de cocción, vacía el agua caliente y sustitúyela por fría. Introduce además unos cubitos de huelo en el agua para que la cocción se detenga por completo. Ya solo te quedará pelar el huevo y comprobar que su color principal es el amarillo.
Aquí tienes un ejemplo de cómo se consigue:
También te puede interesar: