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Cómo reconocer el pescado fresco

25/10/2014

El pescado fresco es uno de los manjares más exquisitos que podemos preparar en nuestra cocina. El gran valor nutricional del pescado, en general, rico en proteínas, minerales, ácidos grasos insaturados y omega 3 lo convierte en un alimento indispensable en la dieta mediterránea.

Además, del problema del anisakis, el gran inconveniente del pescado es que es un producto muy perecedero cuyos márgenes de conservación son muy limitados, lo que nos obliga a estar muy pendientes de su frescura y conservación hasta que es cocinado para llevar a la mesa.

En general, los entendidos recomiendan atender a cinco aspectos a la hora de comprobar si un pescado está fresco:

1. La piel: la piel del pescado fresco estará brillante, con el color vivo, las escamas tornasoladas y un aspecto ligeramente húmedo. La escama ha de ser abundante y, en casos como la merluza, la dorada o el bonito, difícil de eliminar. Además, la piel debe estar perfectamente adherida a la carne. Un mal síntoma es que esta se desprenda con facilidad.

2. El ojo: los ojos del pescado que compremos han de ser, por lo general, salientes, con pupilas negras y brillantes, así com córneas transparentes. No aceptes pescados con ojos lechosos (como con una neblina en la córnea), hundidos o con pupilas grisáceas, porque serán síntomas de que han perdido su frescura.

3. Las agallas: han de ser rosas o rojas, según la especie, y con una tonalidad viva. Al tacto deben ser suaves y resbaladizas. Pide al personal de pescadería que te enseñe las agallas del pescado antes de comprarlo y evita adquirir piezas que se hayan decolorado o presenten mucosidad.

4. La carne: su tacto ha de ser firme aunque elástico, de aspecto transparente y sin rugosidades. En caso contrario, no será un pescado fresco.

5. El olor: ha de ser fresco a mar y algas, o al río en el caso de las especies procedentes de este medio. Rechaza las piezas que desprenden olor a amoniaco.

Además, conviene que te cerciores de que el pescado se conserva correctamente en el lugar donde vas a comprarlo. Lo ideal es que permanezca en expositores inclinados, recubierto de hielo que ha de cambiarse periodicamente. Una vez comprado, debemos hacer lo posible por respetar la cadena de frío para mantener su frescura y congelarlo de inmediato si no se va a consumir en el día.

Puedes consultar nuestros consejos para prevenir el anisakis en el pescado.

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