Pintar una habitación es una de las formas más rápidas y económicas de rediseñar un espacio. Y el verano es uno de los mejores momentos para renovar el aspecto de nuestra casa. El buen tiempo, que propicia el secado más rápido de la pintura, y el hecho de disponer de más tiempo libre, son factores que nos ayudan a planificar cambios en casa.
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Y aunque el trabajo que realicemos sea inmejorable, el paso de los días hace que los retoques sean necesarios, por eso siempre es una buena idea conservar la pintura sobrante y tenerla a mano para mantener el color perfecto. Si la pintura se almacena de forma correcta y en las condiciones apropiadas puede durar unos dos años aproximadamente. Aquí te damos algunas indicaciones para almacenar y guardar las pinturas de forma correcta:
- El primer paso es elegir una ubicación adecuada. La pintura debe guardarse en un lugar seco y sin cambios excesivos de temperatura. Las latas de metal deben almacenarse en estantes de madera o de plástico, para reducir al mínimo la oxidación.
- Elige el adecuado contenedor para almacenarla. Aunque el primer pensamiento sea mantener las pinturas en su contenedor original, la elección de un contenedor alternativo (un frasco de vidrio o un recipiente de plástico hermético) ayudará a prolongar la vida útil de la pintura y reducirá de forma considerable el espacio de almacenamiento. Es conveniente utilizar un recipiente de un tamaño adecuado a la cantidad que queremos guardar para reducir el espacio aéreo y prevenir el secado. Un truco: para una pequeña cantidad de pintura puedes utilizar una botella pequeña y colocar una canica en su interior. Cuando sea necesario solo tendrás que agitar la botella y la tendrás lista para utilizar. La eliminación del aire del contenedor es también esencial, así que sigue estos pasos:
- Cubre la abertura del recipiente con papel de plástico.
- Coloca la tapa asegurándote de que no hay fugas.
- Pon el recipiente boca abajo para permitir que la pintura selle el recipiente y así evitar que entre el aire.
- Etiqueta todos los recipiente con el nombre del cuarto en el que se ha usado el producto y los datos del producto (marca, código de color, acabado), así como la fecha en la que se abrió.
Y si ya necesitas utilizar una pintura que has tenido almacenada durante un largo periodo de tiempo, debes revisarla antes de usarla para comprobar que no se ha estropeado:
- La pintura debe ser cremosa y no oler mal.
- Haz una pequeña prueba antes de usarla.
- El color de la pintura también puede cambiar con el paso del tiempo, así que asegúrate que coincide utilizándola en un lugar poco visible.
Las pinturas que ya no necesites o estén estropeadas debes desecharlas de forma adecuada. Recuerda que los productos relacionadas con las pinturas (pinturas, decapantes, barnices…) pueden contener sustancias contaminantes y peligrosas, por lo que para evitar riesgos debemos reciclar estos envases correctamente. La gestión puede variar dependiendo del municipio, pero en general se siguen estas pautas:
- Si el envase está vacío, puedes tirarlo con los demás envases (en el contenedor amarillo, puerta a puerta…). La entidad responsable del reciclaje le dará el tratamiento adecuado.
- Si el envase no está vacío y en la etiqueta aparece un icono de peligrosidad, debemos gestionarlo como un producto peligroso. Si no aparece ningún pictograma de peligrosidad puedes depositarlo en la fracción de resto o rechazo.
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