El parqué proporciona un ambiente cálido y acogedor a las casas difícil de conseguir con cualquier otro tipo de suelo. Es por ello que son muchos los hogares que se inclinan por este tipo de superficie que, si bien revaloriza la calidad de los inmuebles, requiere un mantenimiento rigurosos para permanecer impecable.
En primer lugar, conviene diferenciar entre los tipos de suelo más habituales, y que tienden a confundirse: el parqué como tal suele estar configurado por pequeñas tablillas de madera dispuestas en formas geométricas; por su parte, la tarima suele estar compuestas de lamas de madera más anchas y largas. La tarima se suele colocar “flotante”, sobre el suelo existente, sin ninguna otra fijación, mientras que el parqué original va encolado. Sin embargo, también existen variaciones en las que el parqué se configura con varias capas, siendo de madera únicamente la última. Pero además, se ofertan en el mercado otro tipo de suelos “sintéticos” con apariencia de madera gracias a una última capa decorativa impresa. Estos suelos artificiales también son de configuración “multicapa” y se colocan sobre una superficie aislante tipo “poliuretano”.
Una vez explicada esta diferenciación, le daremos a nuestros suelos de parqué unos cuidados u otros en función del tipo de materiales de los que esté compuesto.
- Suelos de madera (tarima o parqué): este tipo de suelos son muy delicados, por lo que requieren un mantenimiento cuidadoso. Principalmente, consiste en impedir que el exceso de humedad los deteriore. Por ello, si alguna vez se nos derrama algún líquido deberemos remediarlo rápidamente con una bayeta absorbente o la propia fregona.Igualmente, procuraremos escurrir al máximo la fregona en cada pasada a la hora de fregar el suelo de parqué. Bastará con que añadamos un poco de jabón neutro o especial para madera en el cubo de agua. También se puede utilizar un cubo de agua con un buen chorro de vinagre, que cuidad y abrillanta este tipo de superficies. Después de fregar, conviene pasar una mopa para secar y abrillantar la superficie.Evitaremos rallarlo si nos descalzamos en la entrada y así impedimos esparcir barro, pequeñas piedras y otro tipo de suciedad. A la hora de quitar el polvo usaremos una mopa y, si detectamos restos sólidos, emplearemos el aspirador en el modo cepillo para evitar rayar la superficie. Además, es recomendable aislar las patas de los muebles con tapas de fieltro que impedirán rayar el suelo cada vez que los movamos.Con el paso de los años, es posible que la madera del parqué tienda a resecarse por lo que, una vez al año es conveniente frotar todo el suelo con un poco de aceite de oliva con ayuda de trapos que arrastraremos con los pies. Para ello será necesario antes dejar el suelo totalmente libre de suciedad.Pasados los años, ante el deterioro evidente de este tipo de suelos, se recomienda lijar y barnizar de nuevo la superficie para que quede como nueva.
- Suelos sintéticos: los más frecuentes son los de PVC y laminado, que ofrecen gran resistencia. En concreto, los de PVC están indicados para zonas en las que haya mayor nivel de humedad.Aún así, con los suelos artificiales conviene tener la misma precaución con los líquidos, ya que suele estar fabricado a base de derivados de la madera. Aunque son muy resistentes, hay que ser cuidadosos en su mantenimiento, ya que en caso de deterioro grave, la solución es sustituir las láminas o el suelo por completo. En este caso no es posible el lijado ni el barnizado.Sobre todo en este tipo de suelos, hay que evitar el uso de productos abrasivos o con amoniaco, para garantizar la durabilidad de la apariencia simulada que ofrecen.
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