La fecha de caducidad o la fecha de consumo preferente son obligatorias en el etiquetado de los productos frescos y procesados que compramos en el supermercado. Siempre conviene consultarlas antes de adquirir cualquier producto para comprobar si nos compensa la compra, teniendo en cuenta el plazo que tenemos para consumirlo.
Obviamente, los productos frescos cuentan con un menor margen a la hora de su consumo que los envasados, cuya fecha de caducidad puedes permitirnos conservarlos durante años.
Si bien es necesario seguir las recomendaciones de consumo que se suelen indicar en el etiquetado (por ejemplo, «una vez abierto, consumir antes de 48 horas»), hay algunos productos que nos permiten cierto margen de consumo, ya que no se estropean una vez superada la fecha de consumo recomendada.
Aquí te ponemos algunos ejemplos:
– Yogures: siempre que estén bien sellados y refrigerados, los yogures pueden consumirse sin problemas, entre unos días y unas semanas después de haber pasado la fecha de caducidad. Lo normal es que en este margen el yogur conserve todas sus propiedades.
– Pasta: siempre que no sea fresca, es uno de los alimentos que más dura si lo conservamos en las correctas condiciones de temperatura y humedad, dentro de un recipiente hermético.
– Huevos: aunque las fechas de caducidad que se indican en los huevos responden a un período de 21 días, estos se mantienen en buen estado por más tiempo. Para saber si podemos consumir un huevo ya caducado o que no tiene fecha podemos recurrir a un sencillo truco que te contamos aquí: cómo saber si un huevo es fresco.
– Ensalada de bolsa: su fecha de consumo no suele alargarse mucho más allá de la caducidad indicada, pero si es posible consumirlas en perfectas condiciones uno o dos días después de que caduquen. Solo tenemos que cerciorarnos del buen estado de su contenido para comprobar que no hay moho ni malos olores que puedas afectar al sabor.
– Pan: hay diferentes formas de reaprovechar el pan duro si bien la mejor forma de conservar el pan por mucho tiempo es congelarlo. Podemos hacerlo incluso cuando el pan sea de día anterior, siempre que lo hayamos guardado en una bolsa de plástico en un lugar seco.
– Conservas en lata: excepto las de anchoas, pueden consumirse en fechas muy posteriores a las de caducidad siempre que el envase se mantenga en buenas condiciones y estén almacenadas en lugares frescos y secos.
– Leche uperisada: siempre que la leche no sea fresca y haya sido sometida a un proceso de ultrapasteurización, puede consumirse hasta tres meses después de haber caducado (si no está abierta).
– Miel y mermelada: el azúcar hace que estos productos duren mucho tiempo, más allá de lo que se nos indica en el envase. El caso de la miel es el más extremo, puesto que no caduca si se conserva en correctas condiciones. Las mermeladas, una vez abiertas, deben consumirse en el plazo que se recomienda en el etiquetado.