El huevo está presente en multitud de recetas de cocina, desde platos principales a postres. Aunque es frecuente encontrar recetas en las que solo necesitamos una parte del huevo: la clara o la yema. Es el caso, por ejemplo, del merengue, en cuya elaboración solo se utilizan las claras de huevo.
En esos casos, se pone a prueba nuestra pericia a la hora de separar ambas partes del huevo sin que lleguen a mezclarse. ¿Sabrías cómo hacerlo?
Te proponemos varias técnicas con las que podrás separar la yema de la clara fácilmente:
Separar la yema con una botella
El truco de la botella es uno de los más conocidos. Consiste en aprovechar la succión de la boquilla para atraer la yema del huevo hacia el interior de la botella, separándola así de la clara. Como comprobarás en el vídeo, con un poco de práctica, podrás hasta succionar varias yemas a la vez con la misma botella. La versión comercial de este truco es una perilla de goma que succiona la yema con la misma facilidad y que se encuentra habitualmente en los bazares.
Separar la yema con la cáscara
La propia cáscara del huevo se usa para separarla de la clara sin mucho esfuerzo. Para ello, casca el huevo sobre un bol y separa la cáscara en dos mitades, con cuidado de que la yema no caiga al recipiente. Como habrá quedado algo de clara junto a la yema, ve pasando con cuidado la yema de una mitad de la cáscara a otra hasta que no quede nada de clara.
Con un separador de claras
Este aparato, similar a un colador, cuenta con unas aberturas laterales por las que se irá vertiendo la clara del huevo, mientras la yema queda intacta en el separador. Es quizá, la forma más segura de separar claras y yemas a la hora de cocinar.
Separar yemas con una cuchara
Basta una cuchara sopera para separar la clara de la yema del huevo sin grandes dificultades. Casca el huevo y vierte su contenido completo en un bol. Después, rescata la yema con ayuda de una cuchara sopera. Comprobarás que la clara que te puedes llevar en un principio, acabará por derramarse de nuevo al bol.
Igualmente, puedes cascar el huevo y verter el contenido con mucho cuidado sobre una cuchara sopera que sea lo suficientemente cóncava como para albergar la yema. Balancea ligeramente la cuchara para ir dejando caer la clara sobrante en un recipiente.
Separar yemas con una espumadera
Ha de ser, preferiblemente, una espumadera tipo araña, para que deje pasar la clara a la vez que sujete la yema del huevo. El truco consiste básicamente en verter el huevo directamente sobre la espumadera, intentando no dejar mucha distancia para que no se rompa.
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