Con la llegada del verano, el castigo del sol y las visitas a la playa y la piscina, nuestro cabello sufre las consecuencias, y es bastante habitual llegar a septiembre con el pelo sin brillo, totalmente deshidratado, áspero y con las puntas abiertas.
Para minimizar este daño podemos poner en práctica varios sencillos hábitos que no nos supondrán un esfuerzo ni una elevada inversión. A cambio ganaremos en salud y bienestar para nuestro pelo, que afrontará el otoño con más fuerza y buen aspecto.
1. Visita la peluquería: antes de irnos de vacaciones a la playa o de que el calor apriete, no está de más sanear las puntas y cortar todo lo que sobre. No se trata de hacer un cambio de look, sino de cuidar la salud de nuestro cabello y su apariencia, al igual que con asiduidad nos cortamos las uñas de manos y pies. Deja a un lado tu fobia a que te corten la melena; todo lo contrario: al sanear el pelo gana en fuerza y salud, no se rompe con tanta facilidad y crece más fuerte y más rápido. Si llegas a la playa con las puntas abiertas, quizá cuando regreses sí habrá que cortar mucho más de lo deseado.
2. Evita los tintes agresivos y los peinados tipo ‘trencitas’: el verano no es el mejor momento de experimentar en casa con tintes extravagantes ni de someternos a cambios de look que impliquen un tratamiento agresivo para el cabello. Cuanto más natural y libre lo tengas, mejor para que no se estropee al contacto con el sol o el agua de mar. Apuesta por las trenzas de raíz o de boxeadora, que favorecen mucho, protegen el pelo y además son tendencia, pero cuidado con bañarte en la playa o la piscina y que el pelo pase horas con humedad.
3. Alíate con los acondicionadores sin aclarado y el serum: en verano podemos permitirnos dejar a un lado el secador. También es un buen momento para prescindir unas semanas de la plancha, si la sueles utilizar. Apuesta por secar el pelo al aire, algo que además es súper refrescante, pero retira antes toda la humedad que puedas, frotando sin apretar con una toalla. Pulveriza tu pelo con un acondicionador sin aclarado, que son muy cómodos y prácticos, y aplica un poco de serum en las puntas. Tu cabello respirará y se regenerará tras un largo invierno sometido al secador. También es el momento de aplicar una mascarilla de calidad.
4. Los cuidados, también en la playa: cuando salgas del agua no dejes que el pelo se apelmace en una coleta, moño o trenza. Mete en el bolso tu acondicionador con pulverizador y asegúrate de que tenga filtro solar. Además de la piel, el pelo también sufre las consecuencias, no solo de los rayos solares, sino del salitre y del cloro. Con un peine o cepillo suave, que tampoco pueden faltar en tu bolso, desenrédalo para que se suelte y se seque al sol sin riego de nudos ni roturas. Si te acostumbras a seguir este pequeño ritual de pulverizar y desenredar cada vez que salgas del mar o la piscina, cuando te laves el pelo lo notarás mucho más suave y fácil de peinar, sin nudos ni roturas.
5. Di sí a las gorras y pañuelos: además de proteger tu cabeza y tu rostro de los dañinos rayos del sol, también evitas el contacto directo con el cabello. La radiación solar puede quemar tu pelo, sobre todo si le aplicas aceites ‘protectores’ de baja calidad. El efecto puede ser el contrario al deseado y tu cabello puede acabar muy deteriorado, áspero, sin brillo y decolorado.
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