Ante las altas temperaturas y las olas de calor que azotan nuestra geografía, los expertos nos advierten sobre la necesidad de estar hidratados en todo momento, especialmente en las horas de sol. Recomendaciones como usar gorra y protector solar, comer ligero o beber agua con regularidad son la tónica general durante el verano. Aunque a veces no caemos en la cuenta de que, además de la cantidad de comida, lo que comemos también influye en la hidratación de nuestro cuerpo.
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Por eso, muchas veces, aunque estemos ingiriendo la cantidad de agua recomendada (un litro y medio), la deshidratación puede venir por los alimentos que estemos consumiendo. Por lo general, son los grasos, secos, dulces y salados los alimentos que dan sed ya que “consumen” el agua de nuestro cuerpo a la hora de ser digeridos y procesados. Son estos alimentos los que debemos evitar en los días de más calor o, si no es posible, compensar su consumo con la ingesta extra de agua o productos que favorezcan la hidratación, como frutas y verduras.
Entre los alimentos que dan sed se encuentran:
– Pescados ahumados, en conserva o rebozados: los pescados ahumados como el salmón o el arenque, así como las latas de conserva de atún, contienen una importante cantidad de sal que necesitará ser compensada con un mayor consumo de agua. Asimismo, el resto de pescados, si se cocinan rebozados también favorecerán la deshidratación del cuerpo, por un lado, por el alto contenido graso y, por otro, por la sal.
– Quesos: sobre todo el queso tipo curado, manchego o azul, por su alto contenido graso y de sal. Hay que tener esto en cuenta sobre todo a la hora de usarlos para cocinar, y no añadir más sal al plato.
– Frutos secos: de por sí los frutos secos consumen líquidos en nuestro cuerpo, pero si además son fritos y salados la deshidratación será mayor. Se desaconsejan totalmente en los días de calor o en las jornadas de actividad física al sol.
– Carnes y embutidos: normalmente las carnes rojas y sus derivados combinan grasa y sal, factores que nos darán sed y consumirán en parte las reservas de líquidos en el organismo.
– Fritos: las comidas que se preparan en la sartén o en la freidora, como croquetas, patatas, empanadillas y rebozados en general tienden a dar sed por lo que no están recomendadas en los días de más calor.
– Repostería, postres y “snacks”: este tipo de bocados tentadores presentan gran cantidad de azúcares, harinas y grasas en su composición, ingredientes que favorecen la deshidratación del organismo.
– Chocolate: probablemente después de comer un poco de chocolate se te despierte la sensación de sed. Es otro de los alimentos a reducir en los días de calor. El chocolate negro es preferible en estos casos ya que contiene un menor porcentaje de azúcar.
– Golosinas: especialmente las gominolas, aunque cualquier chuchería en general aumenta la necesidad de beber agua para compensar su ingesta.
– Alcohol: en general todo el alcohol provoca un efecto diurético en nuestro organismo que nos lleva a expulsar grandes cantidades de líquido a través de la orina. Por lo que, aunque al ingerir este tipo de bebidas la sensación inicial sea refrescante, a la larga nos provocarán más sed y nos obligarán a hidratar nuestro organismo con agua. La sed es, por ejemplo, uno de los síntomas de la resaca. Por eso a la hora de consumir vino en una comida se recomienda combinar su ingesta con la de agua.
– Refrescos: estas bebidas azucaradas, al contrario de lo que suelen predicar sus fabricantes, provocan más sed al ser ingeridas debido a la elevada concentración de azúcares que presentan.
Si vas a estar al sol, haciendo deporte en días de calor o se anunciar altas temperaturas, trata de evitar en lo posible el consumo de estos productos y alimentos.
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