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Diez consejos para lucir unos pies bonitos en verano

30/05/2014

Una de las cosas que más nos cuesta asumir con la llegada del buen tiempo es la transición de los zapatos cerrados a las sandalias. Lo normal es que, el ascenso de temperaturas propio de la primavera o un ligero adelanto del calor veraniego nos pille con los pies desprevenidos. Todavía blancos y con la apariencia propia de haber estado hibernando durante los meses de frío, nos cuesta ver nuestros pies desnudos sobre el calzado, por mucho que el tiempo lo requiera.

Además, el sol y el calor traen consigo factores que pueden afectar negativamente a la salud de nuestros pies. Como el uso continuo de chanclas, la arena de la playa, las piscinas o el azote del propio sol. Seguir una serie de recomendaciones básicas nos ayudará a disfrutar del calzado más veraniego y los placeres del tiempo estival sin preocupaciones. He aquí algunas de ellas:

Podólogo: el primer paso para «renovar» tus pies en el verano es acudir al podólogo para que trate los posibles callos y durezas, así como posibles problemas en las uñas.

Hazte la pedicura: superado el paso necesario del podólogo, puedes optar por hacerte la pedicura, bien en tu casa o bien en algún centro de belleza. Tus pies lucirán como nuevos, preparados para cualquier calzado veraniego. No olvides usar alguna capa de esmalte base antes de aplicar el de color para evitar que tus uñas amarilleen con el tiempo. Además, es aconsejable que cambies con cierta frecuenta el esmalte para evitar la aparición de problemas en las uñas.

Calzado cómodo: parece una obviedad, pero no siempre el calzado más bonito es el más saludable para nuestros pies. Trata de evitar las sandalias totalmente planas o con un tacón exagerado y opta por tacones medios, en calzados que sujeten bien el pie. Los especialistas tampoco aconsejan andar todo el día con chanclas, porque es un calzado muy inestable que no sujeta bien el pie.

Prevé las grietas: en los meses de calor, más que nunca, tus pies necesitarán un extra de hidratación, en especial los talones y las plantas. Para ello, utiliza cremas nutritivas específicas y alguna mascarilla para pies (suelen tener muy buen precio).

Trata las durezas: aprovecha los momentos en la ducha para limar las asperezas que tengas en los pies con piedra pómez o una lima. Conseguirás unos pies más suaves y estarás previniendo la aparición de problemas más molestos.

No abuses del calzado deportivo: cerrado y sin apenas transpiración, suele ser un factor para la aparición de hongos o grietas entre los dedos. Utiliza polvos de talco o desodorantes para reducir la humedad en estos casos y evita llevar calzado deportivo en exceso.

Evita los hongos: no te descalces en lugares públicos como piscinas, duchas o gimnasios. Además, pon especial atención a la hora de secarte los pies especialmente entre los dedos, para evitar su aparición.

Cuidado con rozaduras y ampollas: la transición del calzado cerrado al de verano suele traer como primer efecto la aparición de rozaduras, en parte porque el pie se somete a la sudoración y el roce directo con el calzado, sin media o calcetín que lo proteja. Si te ocurre, desinfecta la herida (si se trata de una ampolla, antes vacíala con una aguja) y cúbrela por completo con una tirita o apósito. Deja que la piel se regenere y nunca te arranques pieles para evitar mayores señales en los pies.

Autobronceador: ¿tus pies están tan blancos que no te sientes cómoda con sandalias? No te preocupes y aplícate autobronceador sobre empeines y dedos para conseguir un poco de tono veraniego anticipado. Después, la playa y la piscina harán el resto.

Protégelos de las radiaciones solares: los pies suelen ser una zona habitual de quemaduras solares en el cuerpo porque no les prestamos atención a la hora de aplicar el protector solar. Evita marcas incómodas y futuros problemas en la piel de estas zonas aplicando bien una crema con filtro solar por todo el pie, incluidas las plantas, que son especialmente vulnerables al sol.

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