¿Quién no quiere lucir un cutis radiante y libre de imperfecciones? Controlar manchas, rojeces, acné o arrugas está entre las prioridades de cualquiera a la hora de buscar un producto de belleza facial. Pero, más allá de la tecnología cosmética y los avances estéticos, no debemos olvidar que el buen aspecto de la piel de nuestra cara va a depender en gran medida de cómo de cuidadosos y constantes seamos a la hora de la limpieza.
En este sentido, ser religiosos nos garantizará mantener nuestra tez a salvo de imperfecciones difíciles de ocultar con el maquillaje. Olvídate del acné esporádico, los poros dilatados o puntos negros, siguiendo estos pasos básicos en la limpieza facial:
- Elige la limpiadora ideal: ¿tienes tendencia a las espinillas? ¿Se te reseca mucho la piel? ¿Tienes problemas en la «zona T»? Lo ideal es que utilices un limpiador que se adapte a las necesidades de tu cutis:
- Pieles mixtas o grasas: el agua micelar resulta la mejor opción en este caso, porque es respetuosa con el cutis y no deja residuo graso. Aplícalo empapando un disco de algodón y repasando con suavidad todo el rostro. Para limpiar el maquillaje, puedes optar por un gel o limpiador jabonoso que elimine cualquier resto y después terminar con el agua micelar.
- Pieles normales o secas: la opción clásica de la leche limpiadora sería la más apropiada, aunque también el agua micelar resulta apropiada para este tipo de cutis.
- Pieles muy secas: para este tipo de cutis resultan ideales los aceites limpiadores faciales porque limpian en profundidad a la vez que hidratan.
- Evita las toallitas desmaquillantes: aunque muchas veces las utilizamos porque resultan cómodas y prácticas, son las más agresivas con nuestro cutis y su uso continuado suele provocar problemas en la piel, especialmente si es de tendencia grasa. Si no te queda más remedio, procura elegir una buena marca (en estos casos vale la pena gastarse algo más de dinero) que se adecue a tu tipo de piel.
- Limpieza de día: aprovecha la ducha matutina para limpiar tu cutis y prepararlo para el maquillaje o la hidratante. Hazlo con un limpiador jabonoso suave y empleando agua tibia para no irritar la piel.
- Limpieza de noche: al final del día debes limpiar tu cutis aunque no hayas llevado maquillaje, ya que si pasas un algodón humedecido comprobarás que la suciedad acumulada es visible. En caso de que sí te hayas maquillado, deberás primero eliminar los restos con los productos adecuados para luego limpiar en profundidad el cutis con un limpiador específico para tu tipo de piel.
- Los ojos: para eliminar los restos de maquillaje de los ojos, lo ideal es utilizar un limpiados aceitoso porque elimina todo tipo de restos, inclusive máscara de pestañas resistente al agua. Empapa un disco desmaquillante con el aceite y presiónalo sin moverlo durante unos segundos para ablandar el rímel. Seguidamente, elimina los restos de maquillaje con movimientos suaves por todo el ojo. Si tienes problemas de exceso de grasas, lo mejor es que sustituyas el aceite por otro limpiador de ojos no oleoso. Te llevará más tiempo, pero evitarás engrasar aún más tu rostro.
- Tónico: no es un imprescindible a la hora de la limpieza, sobre todo porque reseca el cutis, pero si, aun así te gusta la sensación que te proporciona al aplicarlo, opta por un agua de rosas que además de refrescar te proporcione hidratación. Si tienes la piel mixta o grasa el tónico te servirá como astringente y cerrará los poros.
- No olvides el cuello: al igual que cuando nos maquillamos, rostro y cuello deben tratarse como uno solo y no dejar que las impurezas se acumulen en esta zona. Aplica la misma limpiadora, tónico e hidratante que en el resto de la cara de forma suave y sin tirones.
- Exfoliante: la eliminación de pieles muertas e impurezas que se acumulan en nuestra piel debe ser una tarea semanal. Hazte con un buen «peeling» y utilízalo una vez por semana para recuperar la suavidad y luminosidad de tu cutis. Para un mejor resultado, utiliza un cepillo facial de masaje.
- Mascarilla: al menos una vez cada quince días, tu piel agradecerá que la mimes con una mascarilla hidratante adecuada a tu tipo de piel. El cutis se hidratará, recuperará nutrientes y volverá a tener una apariencia luminosa.
- Limpieza profesional: en cada cambio de estación, especialmente en la primavera, es conveniente someterse a una limpieza de cutis profesional. Si no te las has hecho nunca ten en cuenta que es posible que la cara se te irrite levemente, con lo que procura no programar la sesión antes de eventos importantes.
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