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Obesidad: a quiénes afecta más y cómo evitarla

09/01/2017
Obesidad: a quiénes afecta más y cómo evitarla

El 52,7% de la población española de 18 y más años está por encima de su normopeso, un problema que se da en mayor medida entre los hombres (60,7%) que entre las mujeres (44,7%), según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Además, según un estudio elaborado por científicos del Imperial College de Londres, en las últimas cuatro décadas, el número de hombres obesos se ha triplicado, mientras que el número de mujeres obesas solo se ha duplicado. Sin embargo, mientras que la obesidad femenina es constantemente juzgada y temida, la masculina se sigue viendo como “un mal menor” que goza incluso de un mayor grado de aceptación social. “La grasa visceral que acumulan los hombres en la zona del abdomen es más peligrosa para la salud y da lugar al síndrome metabólico asociado a una mayor prevalencia de patologías crónicas que limitan la calidad y expectativas de vida”, explica Estefanía Ramo, nutricionista del Instituto Europeo Médico de la Obesidad (IMEO), enumerando algunas de ellas, como la hipertensión arterial, diabetes mellitus tipo 2 e insulino resistencia, hígado graso, cardiopatía coronaria, cáncer, enfermedades respiratorias u osteoarticulares.

Diferencias en el patrón alimentario

Según el IMEO, el patrón alimentario de hombres y mujeres dista significativamente y está condicionado, además de la genética, por factores sociales, culturales, económicos, religiosos y de género. Las desigualdades emergen durante la adolescencia que es el momento en el que empiezan a ser conscientes de los cánones de belleza actuales para los cuales el peso ideal es mucho más bajo para las mujeres que los hombres. Por ello, las mujeres, en general, presentan una mayor preocupación por la alimentación saludable, que se suele traducir en el hábito de hacer cinco comidas al día de menor volumen, mientras que ellos suelen realizar únicamente 3 comidas principales, pero más copiosas.

A la hora de comparar la cesta de la compra de unos y otros, veremos que en general los hombres tienden a optar por carnes, arroz, pasta, pan o alcohol. A cambio, las mujeres prefieren frutas, verdura, lácteos, pescados, huevos y productos reducidos en calorías o grasas, así como destinados al control del peso. Además, ellas eligen en mayor medida productos frescos, mientras que ellos optan con mayor frecuencia por ultra-procesados, como ‘comida rápida’, snacks, platos listos para calentar y productos animales reconstruidos. Esto se debe a que aún son muchas más las mujeres que saben y les gusta cocinar con respecto a los hombres.

En cuanto a las necesidades nutricionales, la regla básica establece que debemos consumir 0.8 gramos de proteína por kilogramo de peso y día. Así, debido a que los hombres suelen tener un peso superior, su ingesta de alimentos proteicos, como es la carne, ha de ser superior al de las mujeres. No obstante, en ambos casos se debe llevar una alimentación en la que priman los vegetales. Por último, los hombres tienen una tasa metabólica basal mayor, lo que significa que a igual o incluso superior práctica de ejercicio físico, ellos tienen un consumo energético superior a las féminas.

Consejos para evitar la obesidad

El patrón nutricional para evitar la obesidad masculina en esta etapa, debe estar supervisado siempre por un nutricionista. A nivel general, los expertos en nutrición del IMEO recomiendan:

– Aumentar los alimentos de origen vegetal y la fibra soluble (frutas, verduras, legumbres, avena) que ayudan a disminuir el colesterol.

– Asegurar el aporte de calcio, vitamina D, vitamina K, magnesio, con el fin de mejorar la salud ósea. Aumentar el consumo de lácteos no enteros, pescados azules, verduras de hojas verdes o alimentos enriquecidos.

– No olvidar los alimentos proteicos. Mejor la proteína vegetal (legumbres, los cereales, frutos secos). Las carnes que sean magras, sin grasa.

– Reducir o moderar el consumo de alimentos grasos, sobre todo las grasas saturadas (por su incidencia en el riesgo cardiovascular) y aumentar el consumo de grasas poliinsaturadas, como los omega 3, que juegan un papel importante en la prevención de enfermedades cardiovasculares. Los encontramos en principalmente en pescados azules, aceites vegetales, nueces, semillas, etc.

– ¡Y muy importante! El ejercicio físico reduce la pérdida de músculo, aumenta el gasto calórico y fortalece los huesos, a la vez que mejora la salud cardiovascular. Su práctica regular ayuda a evitar enfermedades y potencia el bienestar emocional.

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