Las galletas son un producto que tradicionalmente se ha encontrado en las despensas de nuestras casas, aunque hoy ya nada tienen ya que ver en su diseño y composición con las de cuando éramos niños. De las tradicionales tipo María, se ha evolucionado hasta una amplia variedad de galletas infantiles que hoy en día podemos encontrar en el mercado, con sabores y formas pensados para encandilar a los más pequeños de la casa.
De entrada cabe destacar que ninguna galleta de las que podemos encontrar en los supermercados resulta 100% saludable, si bien siempre podemos optar por las alternativas menos perjudiciales para la salud.
La Asociación Española de Pediatría considera que “las galletas son un buen alimento para el desayuno y la merienda si se consumen en las cantidades adecuadas y dentro de una dieta variada”. Y aunque las marcas nos aseguran en su publicidad que sus galletas son nutritivas y necesarias para su crecimiento, en realidad, si consultamos las etiquetas de la mayoría de las galletas comprobaremos que prácticamente la totalidad contiene una considerable cantidad de grasas saturadas y azúcares añadidos, nada saludables para niños y mayores.
Por eso, a la hora de elegir las galletas que vamos a comprar en el supermercado debemos fijarnos bien en las etiquetas, atendiendo especialmente a dos indicadores: las grasas saturadas y los azúcares. Así, cuanta menos grasa saturada y azúcar contengan las galletas, más saludables serán. Algo que suele coincidir precisamente con lo atractivo de la galleta.
Estudios como los de la Organización de Consumidores y Usuarios o Eroski Consumer han llegado a la conclusión de que las tradicionales galletas tipo María son las más saludables para la alimentación, ya que presentan menos grasas saturadas que el resto, incluyendo las doradas. Estas últimas contienen una capa de grasas vegetales que las convierte en menos saludables.
El estudio de la OCU también confirma que el sabor es mejor cuanta más grasa tiene la galleta, algo que impulsa normalmente a pequeños y mayores a escoger las galletas menos saludables.
Además, los niveles de azúcar que contienen este tipo de procesados los convierten en alimentos poco aconsejables para la dieta de los niños y de los adultos en general.
Cantidad recomendada en desayunos y meriendas
Según la AEP, “tanto por su aceptación como por su valor nutricional” podemos recurrir a las galletas para los desayunos y meriendas de nuestros hijos si bien la cantidad recomendada no debe suponer más del 25% del aporte calórico diario. Esto supone unas cuatro galletas acompañadas de leche y una pieza de fruta, tanto en el desayuno como en la merienda.
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