Por su exposición continua al exterior y al tránsito de corrientes, las persianas son uno de los elementos que más suciedad acumulan en nuestras casas. La primavera resulta una época ideal para acometer su limpieza, aprovechando el clima favorable y el aumento de las horas de luz.
Si has programado una limpieza de primavera, reserva unas horas para limpiar las persianas de toda la casa, sean del tipo que sea. Puedes hacerlo de la siguiente manera:
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Limpiar persianas tradicionales
Para limpiar persianas tradicionales de lamas, te recomendamos que empieces por extraer la tapa del cajetín donde se enrollan. De esta manera, al abrirlo, tendrás acceso a toda la superficie de la persiana sin correr ningún riesgo.
Empieza por usar el aspirador con la boquilla del cepillo para eliminar la mayor cantidad de polvo posible. Empieza por la cara interna de la persiana y solo aspira la externa cuando no esté demasiado sucia (porque la hayas limpiado con regularidad). De lo contrario, la suciedad acumulada ensuciará en exceso el cepillo de la aspiradora. Aprovecha este paso para eliminar el polvo y las telarañas del cajetín de la persiana.
Después, con una bayeta húmeda y un chorrito de amoniaco (puedes añadir cualquier multiusos) tendrás que ir repasando la persiana lama por lama con movimientos paralelos en horizontal e incidiendo en las zonas de unión entre cada lama. Para ello, lo más cómodo es que empieces con la persiana levantada y la vayas bajando. Tras repasar con la lama, sécala con un trapo limpio para evitar que el polvo se pegue a ella. Para lavar la cara externa de la persiana tendrás que volver a enrollarla y comenzar de nuevo, de arriba a abajo.
Si tienes la oportunidad porque vives en un bajo, tienes patio o terraza, limpia la cara externa desde fuera. Según la cantidad de suciedad acumulada en esta parte de la persiana, tendrás que aclarar más o menos veces la bayeta a medida que vayas limpiando. No te olvides de secar bien cada lama después de limpiarla.
Antes de acabar con cada persiana, no olvides limpiar también la tira, que por su continua manipulación tiende a acumular mucha suciedad visible. Para ello, realiza la misma operación de levantar la persiana al máximo e ir bajándola poco a poco para cubrir toda la cinta. En este caso, te recomendamos que uses una esponja humedecida con agua y amoniaco o agua y detergente lavavajillas. Frota con vigor la cinta por secciones y por ambas caras, aclara la esponja y vuelve a repasar la zona hasta que compruebes que recupera su tono original.
Limpiar persianas venecianas
Las persianas venecianas presentan la ventaja de que son más manejables que las tradicionales e incluso permiten limpiar entre las láminas. Sin embargo, al ser menos rígidas, requieren mayor mimo y tiempo para eliminar por completo la suciedad.
Al igual que con las tradicionales, puedes empezar pasando el aspirador con la boquilla del cepillo, para eliminar el polvo más superficial de la persiana veneciana. Después, con una bayeta humedecida en amoniaco o agua con jabón (o algún limpiador para madera, si son de este material) repasa cada lámina por arriba y por abajo hasta retirar todo el polvo. Igual que en el caso anterior, lo mejor es que seques cada lámina inmediatamente después de limpiarla.
Además, puedes hacer uso de un cepillo especial para persianas venecianas, que disponen de varias extremidades que se encajan entre las láminas para eliminar de una pasada la suciedad que se acumula entre ellas. Con ellos ahorrarás tiempo al multiplicar el número de láminas que limpias con cada movimiento.
Por último, no olvides limpiar el mecanismo, que suele acumular suciedad e incluso grasa si la persiana está ubicada en la cocina.