En cualquier hogar con niños pequeños es muy común oír aquello de “¡Es mío!” o “¡Me lo pido!”. Por lo general, la capacidad de compartir nos es algo innato en los niños y debe ser la educación la que moldee esta habilidad social que les facilitará enormemente el desarrollo de sus relaciones sociales.
En la primera fase de desarrollo, es muy difícil que los niños comprendan que no todo lo que les rodea les pertenece o que cuando dejan algo no lo han perdido para siempre. Por eso es muy frecuente que un bebé se lleve un berrinche porque le han arrebatado de las manos el juguete. Por eso, a esta edad temprana los expertos recomiendan intentar dialogar con el niño para que consienta la acción.
Es a partir de los 4-5 años cuando los niños comienzan a comprender lo que significa la posesión y distinguen cuándo algo es suyo o no lo es. Es entonces cuando deben empezar a trabajar los conceptos de prestar, compartir o regalar, siempre a partir del ejemplo de los adultos. También es la etapa en la que empezarán a jugar con otros niños y compartir juegos y juguetes. Debemos salir de casa con juguetes que el niño sepa que ha de compartir, pero si detectamos que el niño está especialmente encariñado con alguno y le va a resultar difícil prestarlo, lo dejaremos en casa.
Sigue estos consejos para ayudar al niño a entender el significado de compartir:
Establece turnos: lo más habitual es que, cuando un niño descubre un juguete, todos quieren jugar con él, dando lugar a las peleas y los llantos. En estos casos, los padres deben intervenir estableciendo turnos que garanticen que cada pequeño tiene su tiempo de juego con el juguete.
Anímale a que regale cosas: puedes enseñarle a preparar manualidades para regalar en los días especiales a familiares y amigos: a mamá, a papá, a los hermanos, a los abuelos, a su profesor, a los amigos del colegio, etc. De esta forma irá asimilando el placer de regalar y de ver disfrutar al otro. Es decir, estará trabajando un aspecto muy importante de la empatía.
Hazles ver las ventajas: con ayuda de los padres, los niños deben comprobar las ventajas de compartir con otros. Recompénsale cuando la acción de compartir salga de su propia voluntad y demuéstrale que hacerlo ayuda a tener más amigos. Recalca además, los momentos en los que las tornas se inviertan y sea él quien se beneficie de la generosidad de otro niño.
También en la comida: pide al niño que reparta comida. Por ejemplo, que comparta su merienda, que reparta las galletas entre sus hermanos o amigos, o que deje probar a otros de su plato cuando este es diferente. Devuélvele el gesto para que perciba lo positivo del intercambio.
Da ejemplo: si los niños no ven a sus padres compartir, difícilmente seguirán sus indicaciones después. Por el contrario, los más pequeños tenderán a imitar las actitudes positivas que perciban de los mayores.
Propón juegos en grupo: los niños pueden practicar este tipo de habilidades con juegos en los que se tengan que turnar para disfrutar. Los columpios, las combas o las bicicletas son buenos instrumentos para la práctica.
Marca límites: si hay más de un niño en casa, podéis establecer qué cosas son de cada uno para que se respeten. Pero también conviene adjudicar juguetes comunes que los niños deberán compartir estableciendo turnos y fomentando la paciencia y la empatía.
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