Un carrito o cochecito de bebé es una pieza fundamental para el día a día y su uso continuo en exterior e interior implica que se acumule suciedad de diferentes tipos. Es muy fácil que un carrito se ensucie, en tanto en cuanto los niños desarrollen su actividad habitual: comer, beber… Y al mismo tiempo es esencial mantenerlo limpio, precisamente por la cantidad de horas que nuestros niños pasan en sus cochecitos.
¿Qué podemos hacer para limpiarlo de una forma sencilla y eficaz? ¿Y cómo lo protegemos de manchas y salpicaduras para que la limpieza sea duradera? A continuación vamos a exponeros varios consejos que también son aptos para otro mobiliario infantil, como las sillitas especiales para viajar en coche, la tronera para comer, el moisés, etc.
1. Elegir un espacio cómodo y un día soleado para la limpieza: si no tienes jardín o terraza, opta por un lavadero o la cocina. Un lugar amplio en el que puedas mover el carrito con comodidad y tener los utensilios que necesitas a mano. Un rápido secado es esencial para el correcto mantenimiento del carrito, por eso es importante que el tiempo sea cálido y seco, para eliminar riesgo alguno de humedad.
2. Lo primero, eliminar ‘lo gordo’: después de sacudir las zonas textiles del carrito, toma una aspiradora pequeña y ayúdate de un cepillo para sacar la suciedad acumulada de las esquinas y los pliegues: restos de comida, miguitas de pan, polvo, pelos, etc. Con una bayeta humeda y agua templada con detergente, frota todos los accesorios de plástico y el manillar, pero deja las partes metálicas para más adelante.
3. Desmonta todas las piezas: quita todo lo que sea extraíble y sepáralo en grupos. Por un lado las piezas de plástico: botellero, travesaños, manillar, reposa manos… Por otro lado, las piezas textiles, y por último las piezas metálicas. Con una solución de agua, detergente y bicarbonato, vinagre o limón, frota con fuerza las piezas de plástico para sacar toda la suciedad acumulada. Para las manchas persistentes, ayúdate de un cepillo. Los elementos textiles, mételos en la lavadora con un programa largo, que elimine la suciedad a fondo. Y las piezas metálicas lávalas con la misma solución que las de plástico. Eso sí, asegúrate de que se secan rápidamente para evitar que se oxiden.
4. Las ruedas también necesitan limpieza: no hay que olvidarse de estas piezas, que acumulan mucha suciedad y que pueden estar al alcance de la mano de los niños, con el consecuente peligro de infección. Ten en cuenta que con determinadas edades los niños están continuamente metiéndose las manos en la boca. Algo tan inocente a primera vista como su propio carrito puede ser una fuente de riesgo. Ayúdate de un cubo con agua caliente y un estropajo para eliminar toda la suciedad que puedas. El bicarbonato, el limón y el vinagre pueden ser de nuevo grandes aliados para extraer toda la mugre posible.
5. Las ventajas de un correcto mantenimiento: una vez con el carrito limpio llega el momento de evitar todo lo que puedas que se vuelva a ensuciar. Obviamente es imposible, pero si puedes prevenir males mayores utilizando un cobertor para el asiento del bebé, que puedas lavar en la lavadora y sustituir con frecuencia. Esto siempre será más sencillo y menos engorroso de limpiar que la propia tapicería del carro. Otro truco fácil es llevar siempre en el bolso un botecito de agua con vinagre o bicarbonato para eliminar manchas en el instante en que se produzcan, así no se secarán y se adherirá a las piezas del carrito.
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