Las estrías son marcas que quedan en la piel cuando el cuerpo se ha visto sometido a un cambio de volumen drástico. Es frecuente que aparezcan, por ejemplo, tras el embarazo, en un caso de crecimiento repentino o cuando ha habido un fuerte incremento de peso que después se ha rebajado a causa de alguna dieta o de una enfermedad. Suelen ser de color blanquecino o más oscuras que el color de la piel, en un tono entre rosado y amoratado. Esta diferencia se debe a la presencia o ausencia de riego sanguíneo en la zona. Cuando las estrías son blanquecinas, significa que no hay riego sanguíneo, por lo que resultará más difícil reducir su presencia.
Aparecen frecuentemente en zonas del cuerpo que más han aumentado de volumen, obligando a la piel a estirarse hasta el punto que se produce una rotura de fibras en la dermis. Una vez aparecen, las estrías no se pueden eliminar salvo con cirugía estética o láser. Por eso, los dermatólogos siempre recomiendan la prevención para evitar esta «rotura» de la piel de consecuencias casi irreversibles.
Las cremas antiestrías son el mejor método de prevención ya que permiten aumentar la elasticidad de la piel, impidiendo la rotura de fibras, aunque no se consideran 100% eficaces. Los resultados dependen del tipo de piel y la predisposición de cada persona. Aún así, lo recomendable es aplicar cosméticos antiestrías sobre la piel a modo de prevención.
¿Qué ingredientes debemos buscar en las cremas antiestrías?
– Centella asiática
– Glicerina
– Hidrolizados de colágeno y elastina
– Rosa mosqueta
– Aceite de jojoba, almendras o coco
– Vitaminas A, E y F
– Cola de caballo
– Aloe vera
– Manteca de karité
– Extracto de aguacate
La centella asiática y la rosa mosqueta son quizá los ingredientes prioritarios en la lucha contr las estrías, ya que favorecen la producción de elastina y colágeno, responsables de la elasticidad de nuestra piel.
Además de los cosméticos antiestrías, debemos tener en cuenta otros hábitos recomendables que intervienen en la prevención de estas marcas en la piel. Tales como la hidratación del organismo (al menos dos litros de agua al día); el consumo de una dieta equilibrada que incluya vitaminas A, C y E, procedentes de frutas y verduras; el ejercicio habitual, y la protección solar.
También son importantes los masajes a la hora de aplicar los tratamientos contra las estrías para garantizar la absorción de los principios activos.
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