Para que la higiene de nuestra boca sea completa además del cepillado y del enjuague bucal debemos usar hilo dental o cepillos interdentales. Porque limpiar los dientes solo con el cepillo no permite prevenir las caries, el mal aliento o las enfermedades de las encías, ya que esta herramienta no permite limpiar los restos de comida que quedan entre los dientes. Por ello para la limpieza de los restos acumulados entre los dientes debemos recurrir al hilo dental o a los cepillos interdentales, también llamados cepillos proximales.
¿Hilo o cepillo interdental?
Ambas herramientas son idóneas para limpiar la placa bacteriana y los residuos almacenados en los espacios interdentales, aunque normalmente el hilo dental suele presentar cierta complejidad a quienes desconocen su técnica correcta. Por eso en una entrada anterior te explicamos cómo usar el hilo dental correctamente. En cambio, los cepillos interdentales tienen una mejor aceptación por su fácil manejo y sus idénticos resultados. Sin embargo es tu dentista quien debe indicarte cuál es el método más adecuado para tu salud bucodental, aunque como norma general, los cepillos están indicados para los espacios interdentales más grandes.
Así, mientras el hilo dental es más idóneo para los espacios más pequeños entre dientes en los que los cepillos no encajan con facilidad, estos cepillos proximales suelen ser más apropiados para los casos de implantes u ortodoncias.
¿Cómo se usan los cepillos interdentales?
En primer lugar, debes saber que hay diferentes tipos de cepillos proximales dependiendo del grosor y de la zona de la boca para la que están destinados. Así, observarás que los comercializan de diferentes colores asociados al grosor de su cepillo, para que se puedan adaptar a los diferentes tamaños de espacio interdental. Los más normal es que una persona adulta necesite diferentes tamaños de cepillo para la higiene completa de su boca.
Asimismo, comprobarás que hay cepillos rectos y otros con forma de ángulo de 90º. Los primeros son más apropiados para los dientes de acceso más cómodo, mientras que los segundos facilitan la limpieza de las piezas más posteriores, incluso si se hace desde la zona interna del diente. También hay cepillos con cabezal flexible para adaptarse a las diferentes necesidades de nuestros dientes.
La mecánica consiste en introducir el cepillo entre los dientes al nivel de la encía y meterlo y sacarlo horizontalmente un par de veces sin girarlo ni presionar en exceso la encía. Si comprobamos que nos cuesta introducir el cepillo proximal es posible que sea demasiado grande para el hueco que queremos limpiar. En ese caso elegiremos uno de un grosor menor o recurriremos al hilo dental. Si lo insertamos por la cara interna de las piezas dentales inferiores tendremos que adoptar cierta inclinación, de abajo a arriba para seguir la trayectoria de la encía. En las piezas superiores la inclinación al limpiar por dentro será de arriba a abajo.
En el caso de los aparatos de ortodoncia, los cepillos interdentales resultan muy útiles para eliminar los restos atrapados entre los “bracket” y el diente, donde normalmente el cepillo tradicional no puede llegar.
¿Cuándo usarlo?
Los dentistas recomiendan usar estos cepillos una vez al día para no irritar las encías, y hacerlo siempre después del cepillado y antes del enjuague bucal. El momento más idóneo es el del cepillado nocturno, porque durante la noche es cuando las bacterias actúan en mayor proporción en nuestra boca.
Después de cada uso, el cepillo debe ser convenientemente enjuagado para eliminar todos los restos y poder usarlo en otros espacios. En cada cavidad, pasaremos el cepillo hasta comprobar que los filamentos salen limpios.
Cuando observemos que las cerdas del cepillo interdental están deterioradas, será hora de sustituirlo por uno nuevo.
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