Es constante el bombardeo de anuncios prometiendo una rápida pérdida de peso sin apenas esfuerzo. Se trata, en su mayoría de recomendaciones de dietas milagro motivadas por la búsqueda de beneficios económicos, no se pueden tomar como consejos para una alimentación sana. Desde la popular dieta Dukan, hasta otras como Arkins, Hollywood o Enteral Planas. La Federación de Usuarios Consumidores Independientes, FUCI, pone la nota de atención para alertar sobre los peligros que acarrean esas numerosas «dietas milagro».
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Estos consejos alimentarios prometiendo reducción de peso en numerosas ocasiones provienen de personas ajenas al campo de la nutrición que solo buscan la venta de libros o productos. Por ello, la salud puede verse seriamente afectada al seguir las instrucciones de estas dietas. Desde FUCI advierten de que seguirlas puede derivar en trastornos alimentarios.
Las dietas milagro y el efecto rebote
Gustavo Samayoa, presidente de FUCI, advierte de el efecto «yo-yo» que provocan estas dietas «es decir, un efecto rebote, con lo que los kilos que hemos visto desaparecer en pocas semanas vuelven añadidos a alguno más en un corto periodo de tiempo». Además, para identificarlas con rapidez Gustavo Samayoa explica que en todas ellas «tienen el denominador en común de prometer una pérdida de peso importante de manera rápida, explican que el seguimiento de la misma es sencillo, aseguran que no son peligrosas sino saludables, se sirven de imagen de famosos para promocionarse, se basan en estudios no comprobados o inexistentes y son poco precisas y contrarias a los consejos generales de los nutricionistas».
Con todo, lo aconsejable si se desea perder peso de una manera más rotunda es acudir a un especialista. Este profesional advertirá si se tiene sobrepeso y qué pasos seguir para una pérdida controlada y saludable. Asimismo, si se quiere seguir una dieta que permita controlar los kilos de más por cuenta propia, lo más saludable para la pérdida de peso, según la Federación de Usuarios Consumidores Independientes, es hacer cinco comidas diarias con una alimentación sana y equilibrada, anteponer la salud al físico y rechazar productos milagrosos o medicamentos sin el control del médico. Esto último más que ayudar a conseguir el objetivo puede redundar en un trastorno alimentario o incluso conseguir el efecto «yo-yo».