Saltar al contenido

Cinco pasos para planchar una camisa y que quede perfecta

28/06/2017

Una de las tareas del hogar más tediosas y que mayoritariamente causa menos atracción es el planchado. Planchar es bastante más complicado para cualquier persona que barrer o pasar la fregona. Hay que dedicarle tiempo y tirar de paciencia, además de tener una cierta destreza que se adquiere con la práctica y emplearse a fondo para que el resultado sea el adecuado. Si bien es cierto que hay prendas más sufridas, como los pantalones vaqueros, los pijamas o la ropa interior, o tipos de tejido que directamente no requieren planchado, hay otras como las camisas, que sí necesitan la ejecución de esta tarea.

Para que una camisa luzca y ‘vista’ al que la lleva puesta, tiene que estar perfectamente planchada. Es una prenda que, por su estructura, no es tan fácil de planchar como por ejemplo, una camiseta. Y a muchos les resulta muy complicado hacerlo bien. Pero a continuación vamos a explicaros cómo planchar una camisa paso por paso para que esta tarea no sea la más difícil y menos grata del hogar.

Pero antes, una apreciación sobre el secado: para ahorrarnos minutos y que el planchado de la camisa sea más sencillo, es recomendable sacarla rápidamente de la lavadora una vez que termine y secarla colgada con pinzas -sobre las costuras- y en posición vertical. Una vez seca, no doblarla y depositarla sin más en el cesto porque provocarás arrugas: cuélgala de una percha para evitar más dobleces de la cuenta y que el planchado sea más sencillo.

Ahora bien, ¿por dónde empiezo a planchar una camisa?

1. Las mangas:  comienza por estas partes de la camisa, dobladas sobre sí mismas sobre la tabla, con pasadas de la plancha a todo lo largo de la pieza. Primero una, con sus puños si los tiene, y después la otra. No te preocupes por posibles arrugas en el resto del tejido. Olvida lo demás y céntrate en las mangas. Recuerda que hay que pasar la plancha, a ser posible con vapor, con firmeza y apretando en la zona de la punta sobre el tejido, pero con cuidado de no dañarlo. 

2. El trapecio: en la parte trasera de la camisa, en la zona superior que está bajo el cuello, suele haber un doble tejido que le da cuerpo y estructura a la prenda. Es lo que se denomina el trapecio. Calcula unos diez centímetros abajo y pilla con los dedos los dos extremos, más o menos a la altura de la sisa. A continuación, dobla la prenda suavemente sobre el trapecio y plancha esta zona. Olvídate de momento del cuello.

3. El cuerpo: llega el momento de planchar los laterales de la camisa y la espalda. La técnica debe ser la misma, el tejido sobre la tabla y pasadas firmes y apretando la plancha hacia su pico. Para que lo entendáis, como si quisieras hundirlo en la camisa, pero con suavidad. Es la mejor forma de eliminar las arrugas y prevenirlas. Uno de los trucos más recurrentes de nuestras abuelas es colocar un pañuelo liviano sobre el tejido de la camisa, para evitar un deterioro o daño. Y algo que no debes olvidar: la zona entre los botones que suele pasar desapercibida.

4. El cuello: ya tenemos la camisa casi lista. Solo queda lo más sencillo, el cuello, que habitualmente suele arrugarse muy poco porque también está hecho con un doble tejido y tiene más cuerpo que el resto de la prenda. Para dejarlo bien planchado, extiéndelo sobre la tabla y realiza varias pasadas en horizontal, siguiendo su forma. Para terminarlo, dóblalo a su forma natural e insiste varias veces para que quede bien marcado.

5. El repaso final: con el cuello listo, es el momento de hacer un último repaso a la camisa y echar un vistazo por si se nos ha pasado por alto alguna arruguita. Si hay alguna persistente, pulveriza un poco con agua de la plancha o salpicándola con las manos sobre la zona conflictiva, y a continuación pasa la plancha con decisión. Y el último paso: al armario. No la dejes sobre una silla ni colgada de una percha en cualquier sitio, porque cualquier descuido puede mancharla o arrugarla de nuevo.

También te puede interesar:

Settings